Llegamos a los 50 años de la residencia abriendo logrados cambios muy importantes para mejorarle la vida a los residentes. Ahora tienen un verdadero hogar parapasar su vejez.

 

Los Toldos, 9 de noviembre de 2023.

 

“La residencia Carmen Simón Coliqueo se ha ido ayornando en el tiempo, no solo en lo que respecta a infraestructura, recordemos que antes se llamaba granja o asilo de ancianos. Se le llamaba así porque era más bien un internado dónde la persona no podía salir a hacer sus mandados, eso ahora cambió para siempre”.

 

“Ahora todo cambió, no solo en lo edilicio, las personas encuentran un verdadero hogar donde pueden entrar y salir todas las veces que ellos quieran”, Florencia Petteta (Dir. de la institución).
 

 

Sobre las actividades.

Hoy todo el personal de la residencia trabaja en las individualidades de cada persona. Buscamos que tengan un envejecimiento activo y saludable. A diferencia de un geriátrico nosotros acá se trabaja con terapistas, profesores de educación física, talleristas, profesores de educación física, buscamos en todo momento estimular las funciones cognitivas para mantener su vida activa. También nuestros residentes van al punto digital y hacen actividades de computación”.

 

Desde el 2015, que entró Franco al gobierno local, se abrió un nuevo paradigma que busca brindar el mejor servicio a los adultos mayores. Ahora nuestro equipo de trabajo está dividido en cuidadores, enfermeros, limpieza, mantenimiento, personal de cocina, son casi todos profesionales formados por la UNNOBA”.  Antes no existía esa profesionalización, eso dificultaba mucho conseguir una atención de calidad. Por eso habiendo logrado la profesionalización del personal conseguimos el objetivo propuesto de una atención de calidad”.

 

Actividades de los residentes.

“Las actividades cognitivas que hacen los residentes van desde leer leer el diario, hablar de la actualidad, trabajamos mucho la conservación de la memoria a través de la activación”.

 

Del pasado al presente.

“En el pasado había una granja y huerta, era lo más parecido a un geriátrico, se buscaba que los residentes se autoabastecieran con las producciones. Eso fue cambiando con el tiempo hasta hoy que cumple 50 años. El edificio se empezó a construir con personal del ejército.

En la actualidad, desterramos la palabra granja y llamamos a la institución residencia, ya que ahora su nuevo diseño tiene funciones distintas. En los últimos años la infraestructura cambió por completo con sectores más luminosos, amplios y dónde el residente puede salir a realizar sus mandados. La diferencia es muy grande de lo que había a lo que logramos tener hoy. Antes las habitaciones no tenían ventilación, no ofrecían ventana hacia los patios internos. Ahora todas las habitaciones nuevas tienen ventanas al exterior, y cada sector tiene baños adaptados con oficina de enfermería. Todo el edificio fue repensado para que los residentes se puedan desenvolver solos, y los que necesitan asistencia lo puedan hacer cómodamente con su acompañante. Tenemos calefacción central y todo el predio cuenta con gas natural y grupo electrógeno propio para no quedar a oscuras nunca.

 

Logramos tener una gran residencia y lo festejamos juntos.